Cuando pienso en este tipo de jefe, invariablemente recuerdo la canción de Amandititita:
Claro que la canción resulta cómica, aunque la comicidad desaparece cuando se atestigua en vivo y en directo. Siempre he creído que una persona puede ser prosaica sin importar el nivel académico que haya obtenido o “título nobiliario” que ostente. De hecho, los jefes finérrimos que me ha tocado conocer presumen estudios en el extranjero o tener varias profesiones.
Sea lo que sea, sus altos estudios no los inhibe de tirar miradas lascivas a las féminas a su alrededor y mucho menos usar el horario laboral para andar galaneando. Más chafa aún si galanean con subordinadas o cuando entre ellos, apuestan para ver cuál se liga a la fémina en cuestión primero. Ni qué decir cuando se llevan a la noviecita de comisión y entregan como comprobante… ¿la factura de la misma habitación?
Lo peor es que hace unos días me enteré que el 30% de las personas que trabajan en este país, tienen relaciones sexuales con alguien de su oficina -lo cual explica por qué hay a quien le gusta salir muuuuuuuy tarde de trabajar. Pero, ¿qué pasa con quienes estamos en el otro 70%? Nosotros si queremos llegar temprano a nuestras casas. Es muy probable que no porque yo me queje estos entes vayan a cambiar su comportamiento, pero cuando menos yo ya lo solté :p
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